El 26 de julio de 1953, jóvenes liderados por Fidel Castro asaltaron el cuartel Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba, el segundo en importancia del país, y otro grupo lo hizo con el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en la ciudad de Bayamo. Aunque constituyó una derrota para los revolucionarios, abrió el camino de la lucha insurreccional contra Batista: “el motor pequeño que encendió el motor grande de la Revolución”.
¿Cuántos países conmemoran una derrota militar como fecha patria? Cuba es uno de ellos, que recuerda con tres días feriados seguidos los sucesos del 26 de julio de 1953.
Hacia mayo de 1952, un grupo de jóvenes nucleados por Abel y Haydée Santamaría, Melba Hernández y Fidel Castro, comenzaron a reunirse en un apartamento de La Habana, para expresar su inconformidad con la ruptura del orden constitucional impuesta por el golpe de Estado perpetrado por Fulgencio Batista. Al agotarse todas las vías legales, se forjó la idea de pasar a la lucha armada para combatir al gobierno de facto y comenzó la conspiración en la que participaron jóvenes de varias provincias con el propósito de reunir uniformes, fusiles y balas para asaltar el cuartel Moncada y otros objetivos estratégicos.
Un año después, los que iban a participar en el asalto al Moncada marcharon hacia Santiago de Cuba, en medio de los carnavales, aprovechados para que las autoridades no sospecharan de aquellos jóvenes que en tren, ómnibus y 17 automóviles llegaban a la ciudad con el aparente propósito de disfrutar de las fiestas. Los líderes de los complotados confiaban en que el ambiente relajado, la lejanía de la capital, el factor sorpresa y la cercanía de la Sierra Maestra donde podrían hacerse fuertes, colaborarían con sus planes.
A su arribo a Santiago, los revolucionarios se concentraron en la pequeña granja Siboney, cerca de la ciudad. En la madrugada se repartieron los fusiles que se habían escondido en un pozo. Solo entonces se precisaron los propósitos y detalles de la acción, que habían sido mantenidos en el más absoluto secreto por el núcleo dirigente: se atacarían los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, y se tomarían dod lugares estratégicos, el hospital Saturnino Lora y el Palacio de Justicia. Los objetivos eran desarmar al enemigo y convocar al pueblo para emprender la acción armada que condujera al derrocamiento de Batista.
A las 4:00 am del domingo 26 de julio, salían de la granjita Siboney 129 hombres y 2 mujeres. El grueso de la bisoña tropa (cerca de 90 hombres) con Fidel Castro al frente, se dirigiría al cuartel Moncada; las dos mujeres, Melba Hernández y Haydée Santamaría, con otros combatientes, encabezados por Abel Santamaría, tomarían el hospital provincial, y el grupo de unos 35 hombres comandados por Raúl Castro asaltarían el Palacio de Justicia. Los dos últimos grupos lograron sus objetivos, pero el dirigido por Fidel, luego de llegar hasta una de las postas, intercambió disparos con una inesperada patrulla de recorrido, lo cual puso en alerta a la tropa y se entabló combate fuera del cuartel.
Ante la desventaja de los asaltantes, muchos de ellos fueron capturados vivos y asesinados. El grupo que intentó ganar las estribaciones de la Sierra Maestra fue hecho prisionero días después.
Posteriormente fue celebrado juicio a los asaltantes y Fidel Castro asumió su defensa. El alegato pronunciado ante el Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba el día 16 de octubre de 1953, fue recogido en un documento titulado La historia me absolverá, por la frase que utilizó para cerrar su intervención. Muchos de los sobrevivientes del Moncada, luego de ser amnistiados, se reunirían en México para regresar a Cuba en el yate Granma e iniciar la lucha guerrillera que culminaría en la victoria del 1ro de enero de 1959.
Desde 1959, Cuba conmemora el 26 de julio con multitudinarios actos. En 1976, se establecieron los días 25, 26 y 27 de julio como festivos. Como dice un estribillo de una popular canción: “El 26 es el día más alegre de la historia”.