En respuesta a las preocupaciones de la representante comercial de EE. UU., Katherine Tai, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que la reforma judicial no debe alarmar a los empresarios nacionales o extranjeros. Al contrario, la reforma busca «sanear el Poder Judicial» para fortalecer el estado de derecho en México, sin interferencia del Ejecutivo, sino con el respaldo del pueblo.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum explicó que uno de los principales problemas dentro del Poder Judicial es el nepotismo, ya que casi la mitad de sus empleados tienen familiares trabajando en el mismo sistema, como lo ha reconocido la ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña. También señaló la corrupción como otro problema que justifica la necesidad de una reforma.
En un segundo encuentro con empresarios de México y Estados Unidos, Sheinbaum aclaró que su gobierno no busca controlar al Poder Judicial, como ocurrió en la reforma de 1994 bajo Ernesto Zedillo. “Nuestro objetivo no es el control, sino un Poder Judicial libre de corrupción, que dé certeza jurídica tanto a los ciudadanos como a los inversionistas.”
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, también se pronunció en apoyo de la reforma, afirmando que la reforma de 1994 fracasó porque las prácticas corruptas y nepotistas continuaron. Según Ebrard, esta nueva reforma será diferente, ya que se basará en un proceso democrático para renovar el sistema judicial.
Sheinbaum concluyó enfatizando que la reforma no afectará intereses legítimos ni inversiones, y cuestionó por qué en México se critica la elección de jueces cuando en Estados Unidos es una práctica común y efectiva.