Gerardo Fernandez Noroña.- El día de ayer, Andrés Manuel López Obrador encabezó una asamblea en la ciudad de Nueva York en el marco de la ofensiva que Donald Trump tiene sobre los migrantes en general, y sobre los migrantes mexicanos, en particular.
Durante el desarrollo de la misma, un par de personas se manifestaron en torno a la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Como lo han venido haciendo desde el gobierno en su campaña sucia, ayer se utilizó una vieja fotografías en que aparece López Obrador con el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa.
A pesar de lo injusto del reclamo, pues es evidente que la desaparición forzada es un crimen de estado en que participaron los más altos niveles del gobierno federal y muy probablemente el ejército, López Obrador respondió con serenidad y entereza a los reclamos. Exigió que se respetara la protesta y recuperó una de las cartulinas que un manifestarte sostenía (que le habían retirado asistentes a la asamblea) y se la devolvió para que pudiera continuar con su manifestación.
Pero el dirigente de MORENA no logró mantener el orden de la asamblea, que acabó enredada en la disputa con los dos manifestantes, lo que llevó a López Obrador a dar por terminada la charla. Para decirlo claro, los dos manifestantes lograron reventar la reunión.
Cuando se retiraba en una camioneta del lugar, se acercó otro manifestante quién es residente en la ciudad de Nueva York y es padre de uno de los normalistas desaparecidos. Reinició los reclamos sobre los inexistentes vínculos de López Obrador con Abarca. Obrador nunca salió huyendo del lugar, nunca subió la ventanilla de la portezuela y mantuvo un intercambio con el manifestante. En algún momento de ese intercambio, López Obrador le dijo que, de buena manera, le planteaba que era un provocador.
Hoy, los medios han sacado de contexto todo lo sucedido y lo único que repiten es que López Obrador le dijo provocador a uno de los padres de los normalistas víctimas de desaparición forzada. La noticia es dolosa, ruin y los hechos son utilizados para desvirtuar lo sucedido y enderezar una enésima ofensiva contra el líder de MORENA.
No hay duda que la desaparición forzada de los 43 normalistas nos merece toda nuestra solidaridad. Tampoco en la que el padre de los normalistas que increpó a López Obrador atraviesa una durísima prueba y sufre un dolor brutal e injustificable. Equivocado o no, el padre de los normalistas tiene derecho a levantar la voz y exigir justicia.
Y sin embargo los hechos sucedidos ayer en Nueva York se inscriben dentro de lo que se puede calificar como una provocación. ¿Entonces es correcto que López Obrador haya calificado de provocador a el padre de uno de los normalistas víctimas de desaparición forzada? Sin duda, el comportamiento de este hombre fue de provocación y sin duda López Obrador no sabía que era el padre de uno de los normalistas víctimas de desaparición forzada. El hombre tenía derecho a reclamar (equivocado o no) a López Obrador y éste, tenía derecho de responderle lo que pensaba sobre su comportamiento. Reitero, desde mi punto de vista el reclamo es injusto y la respuesta, natural en su contexto.
Finalmente, no deja de llamar la atención que los que se la pasan atacándome por construir mi candidatura a la presidencia están absolutamente callados, frente a esta nueva ofensiva contra López Obrador, sólo saben atacar a compañeros, pero nunca abren la boca cuando verdaderamente deberían hacerlo.
«El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz».
Gerardo Fernandez Noroña.
Monterrey, Nuevo León a 14 de marzo de 2017.