Paquete de reformas, para echar atrás la herencia «antipopular» del neoliberalismo: AMLO

Basado en el legado y postulados de héroes nacionales como los curas rebeldes Míguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó una serie de iniciativas de reforma a la Constitución que busca echar atrás desde la carta magna la herencia “antipopular” del neoliberalismo.

Desde el Recinto Parlamentario de Palacio Nacional, en el marco del 107 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917, el jefe del Ejecutivo planteó las razones por las que lanza estas propuestas, a sólo ocho meses que termine su mandato.

«Conmemoramos en esta fecha histórica un aniversario más de la Constitución de 1917, vigente; y en este recinto, donde se aprobó la Constitución liberal de 1857, doy a conocer al pueblo de México los fundamentos y motivos que me inspiran para presentar un paquete de iniciativas de reformas legales orientadas a modificar el contenido de artículos antipopulares que fueron introducidos durante el periodo neoliberal o neoporfirista, todos ellos, todas esas reformas del periodo neoliberal, contrarias al interés público”.

El mandatario, acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez, expuso que las reformas promovidas en 36 años del periodo neoliberal representaron “adulteraciones que niegan el sentido general de nuestra carta magna, que fue fruto de un movimiento popular revolucionario y por lo mismo, concebida desde el inicio con un espíritu nacional, social, y subrayo, público”.

Refirió que las reformas que enviará al Congreso de la Unión buscan establecer derechos constitucionales y fortalecer ideales y principios relacionados con el humanismo, la justicia, la honestidad, la austeridad y la democracia “que hemos postulado y llevado a la práctica desde los orígenes del actual movimiento de transformación nacional.

“Sostengo que el humanismo mexicano se nutre de la herencia cultural que nos legaron las grandes civilizaciones mesoamericanas y de la fecunda histórica política de nuestro país, con sus próceres ejemplares, como el padre de nuestra Patria, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, que no sólo luchó por la Independencia, sino también y con mayor énfasis, por la justicia”.

El legado de Hidalgo, agregó frente a integrantes del gabinete legal y ampliado presentes en el recinto, es tal, que el pueblo mexicano celebra más la fecha del inicio del movimiento independentista, con el grito de Dolores, que la consumación de la Independencia que se dio once años después.

“A los mexicanos nos importa más el precursor, el cura Hidalgo, que (Agustín de) Iturbide, el consumador. Porque el cura era defensor del pueblo raso y el general realista representaba a la élite, a los de arriba, y sólo buscaba ponerse la diadema imperial.

“Hidalgo estaba hecho de otra madera, fue el primero en proclamar la abolición de la esclavitud en el pensamiento y en las acciones. Hidalgo era todo un revolucionario, y no se andaba por las ramas, por ejemplo, en una de sus cartas al intendente Juan Antonio Reaño escribía: ‘No hay remedio señor intendente, el movimiento actual es grande y mucho más cuando se trata de recobrar derechos santos concedidos por dios a los mexicanos usurpados por unos conquistadores crueles, bastardos e injustos, que auxiliados de la ignorancia de ls naturales y acumulando pretextos santos y venerables pasaron a usurparles sus costumbres y propiedad y vilmente de hombres libres convertirlos a la degradante condición de esclavos’”.

Fue por ese tipo de pensamiento, agregó López Obrador, que los “oligarcas realistas” no sólo lo asesinaron, sino que le cortaron la cabeza y a manera de escarmiento la exhibieron por más de una década en la plaza principal de Guanajuato.

“Lo mismo se puede decir de la vida pública de otro cura bueno y rebelde, José María Morelos y Pavón, quien dio a conocer en Chilpancingo, Guerrero, en 1813, un documento conocido como Sentimientos de la Nación, un texto fundacional en el que se recoge y expresa en pocas palabras, con sencillez y buena prosa un tratado de humanismo aún vigente por su relevante dimensión social. Los 23 puntos dictados por Morelos son de gran profundidad en el terreno de la democracia y de la legalidad, pero hay cuatro de estos postulados que me parecen de una excepcional trascendencia humanista”.

El mandatario recordó que el cura Morelos establecía: “Que se modere la indigencia y la opulencia”. Ante lo que el presidente agregó: “Digo en esta ocasión, no encuentro una forma mas sencilla para tratar el añejo problema de la desigualdad económica y social en nuestro país, y aunque parezca increíble y nos sorprenda, en los tiempos del neoliberalismo, que terminaron hace cinco años, la desigualdad se volvió aún más extrema y ofensiva. Por eso el combatirla con una mejor distribución de la riqueza, del ingreso y del presupuesto, es hoy una de nuestras mayores y más importantes tareas, y avanzar para lograrlo debe seguir siendo nuestro principal motivo de orgullo”.

Otro pensamiento de Morelos se enfocaba a que el salario del peón fuera mas alto. “Fíjense cómo lo elabora, son unas cuantas palabra: ‘Que se eleve el salario del peón’. ¿Acaso no es también lo suficientemente clara esta demanda? Partamos de la base que durante el periodo neoliberal, al que he hecho referencia en infinidad de ocasiones y que afortunadamente en nuestro país ya se acabó con esa pesadilla, el empobrecimiento del pueblo se hizo acompañar, en esos 36 años, con una pérdida sistemática y permanente del poder adquisitivo del salario”.

Otra de las bases de Morelos en las que se basa otro de los postulados que enviará el tabasqueño al Congreso es cuando el cura rebelde postuló: “Que se eduque al hijo del campesino y del carretero, igual que al hijo del más rico hacendado”.

Para López Obrador “este principio básico tiene que ver, sin duda con la educación pública, gratuita y de calidad, la cual estuvo en riesgo, no lo olvidemos, en el periodo neoliberal, cuando se pretendió privatizar la enseñanza y dejarla a expensas del libre mercado, como si se tratara de una mercancía. En esencia la mal llamada reforma educativa del sexenio anterior era eso, que la enseñanza no fuese un derecho, sino un privilegio reservado únicamente a las familias que pudieran pagarla.

“Ahora, guiados por el anhelo de Morelos estamos ocupándonos de cuatro acciones básicas: tratar a las maestras y maestros con dignidad y no regatearles sus derechos laborales, nunca más desprestigiar al magisterio nacional; mejorar los planteles educativos mediante el programa la Escuela es Nuestra; reformar como lo hemos hecho, los contenidos educativos de los libros de texto para devolverles el civismo, la ética, la historia y el humanismo, sin menoscabo de las matemáticas, la química y la física y otras disciplinas de las ciencias naturales; y convertir en derecho constitucional el que estudiantes de familias pobres puedan obtener becas para terminar sus estudios, porque para hacer efectivo en derecho a la educación no basta con dar acceso gratuito a los planteles escolares, si las niñas, niños y jóvenes no tienen para comer, vestir y transportarse, simplemente no pueden estudiar y en esas condiciones un apoyo económico, una beca, por modesta que sea, puede hacer la diferencia entre ir a la escuela o quedarse al margen de la educación”.

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