La fractura entre los Tecolotes y su comunidad: El fracaso de la comunicación social

La reciente nota sobre el maltrato a periodistas en el estadio de los Tecolotes de los Dos Laredos no fue un hecho aislado, sino la punta del iceberg. Tras su publicación, más periodistas locales y regionales alzaron la voz, exponiendo una situación sistemática de censura, hostilidad y falta de profesionalismo por parte del área de prensa y comunicación social, encabezada por Juan Alanís.

Lo que debería ser un puente entre el equipo y su comunidad, se ha convertido en un muro. Varios reporteros y comentaristas deportivos han denunciado que tras emitir críticas legítimas sobre las condiciones del estadio o sobre el trato institucional, se les negó la acreditación para cubrir al equipo. Lo que en otros clubes se traduce en diálogo y mejora, en los Tecolotes se castiga con silencio y exclusión.

Críticas silenciadas, problemas ignorados

Un reportero local relató que tras publicar una nota sobre la falta de accesibilidad para personas con discapacidad en el estadio La Junta, así como la condición deplorable de los baños —con un solo urinario común, sin divisiones, en condiciones propias de una cantina de los años 70—, simplemente dejaron de acreditarlo. “En vez de corregir lo evidente, prefirieron callar al que lo señaló”, comentó.

Otros periodistas han expresado que fueron desplazados del palco de prensa a una zona del estadio donde ni siquiera se puede ver el juego. “Nos mandaron al fondo del parque, como castigo por no aplaudir todo”, dijeron comentaristas de radio que también han optado por dejar de cubrir al equipo por dignidad profesional.

Una comunidad sin conexión con su equipo

Y el problema va más allá de la prensa. Lo verdaderamente grave es la desconexión total del club con la comunidad de Laredo y Nuevo Laredo, dos ciudades con profunda tradición beisbolera, con múltiples ligas infantiles y juveniles, que no se ven representadas ni tomadas en cuenta por el equipo.

El área de comunicación social no ha sabido (o no ha querido) establecer una identidad sólida entre el club y su gente. No hay visitas a ligas locales, no hay interacción con figuras deportivas de la región, no hay actividades de integración con la afición. La labor en redes sociales es apenas funcional, con boletines y fotos que no despiertan emoción, sin creatividad, sin cercanía.

En contraste, otros equipos de la Liga Mexicana de Béisbol han hecho de sus estadios verdaderas fiestas: lanzamientos de primera bola con celebridades locales, música en vivo, activaciones para niños y dinámicas con aficionados. Todo eso ha sido ignorado por los Tecolotes, pese a que la propia liga sugiere a los clubes generar esa conexión como parte del plan de expansión.

Tecolotes: un equipo que juega como local, pero parece visitante

A pesar del buen rendimiento deportivo del equipo esta temporada, el ambiente en el estadio dista mucho del que debería vivir una ciudad beisbolera. El equipo juega como local, pero se siente como visitante. El arraigo no existe, la identificación con la afición se ha perdido, y todo apunta a una causa clara: una comunicación social fallida, desconectada y arrogante.

Los Tecolotes son una franquicia histórica, con un nombre que pesa y una afición que lo respalda. Pero el momento actual exige más que historia. Exige humildad para escuchar, capacidad para conectar y voluntad para corregir. De no hacerlo, seguirán ganando partidos… pero perdiendo a su gente.

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