Al estilo de los turísticos City Tours, activistas lanzan en Ciudad de México el «Corruptour» para conocer sonados casos de la corrupción que golpea al país, como una residencia comprada por la esposa del presidente y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
«Sólo tenemos 27 lugares», dice a las decenas de personas que esperan, Patricia de Obeso, una de las organizadoras de este singular tour recién estrenado, gratuito y con dos recorridos las tardes de domingo, que parte del Bosque de Chapultepec.
La idea nació en la norteña Monterrey y llega a la capital impulsada por 55 activistas, se realiza en un rústico autobús modificado para dejar al descubierto la parte central.
«Tenemos un año trabajando en esto. Es un proyecto muy poderoso, la corrupción es un tema que tiene muchos años aquejándonos», comenta De Obeso al sostener que su objetivo no es crear animadversión del ciudadano hacia las instituciones sino convertir al mexicano común en parte de la solución de este mal.
Durante el recorrido de casi dos horas, los entusiastas viajeros arengaban a los peatones a clamar «¡No más corrupción!».
La «Casa Blanca», escándalo que empañó a la presidencia, es de los más notorios y aunque los viajeros esperaban conocer por fuera la residencia valuada en seis millones de dólares, por la larga distancia y el pesado tráfico fue sacado del recorrido aunque sí se habla del caso.
La «Casa Blanca», que el Corruptour describe con «múltiples habitaciones, espacios abiertos, jardines, y una gran piscina», fue comprada por la actriz Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto, a un contratista del gobierno en condiciones poco transparentes, lo que fue exhibido por un medio local en 2014. Las presiones y críticas llevaron a Rivera a vender la residencia y el año pasado Peña Nieto reconoció que fue un «error» de su gobierno.
«Uno de los principales problemas en México es la corrupción y la rendición de cuentas, porque puede haber esta última pero eso no significa que haya una sanción para quien abusó», comenta Miguel Moguel, un consultor en derechos humanos de 37 años que participó en el viaje inaugural.
Según el último informe de Transparencia Internacional divulgado días atrás, México ocupa el lugar 123 de 176 países analizados en materia de corrupción.
Existen procesos abiertos por corrupción contra tres ex gobernadores, uno de ellos prófugo.
43 en color sangre
Tras recorrer el emblemático Paseo de la Reforma, el autobús llega al llamado «Antimonumento a los 43», en enormes números color rojo sangre erigido por organizaciones civiles a pie de calle.
Aquí se recuerda a los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa (Guerrero) desaparecidos el 26 de septiembre de 2014 en la sureña ciudad de Iguala, donde fueron capturados por policías locales coludidos con narcotraficantes quienes, según la fiscalía general, asesinaron a los jóvenes para luego incinerarlos y arrojar los restos a un río.
Pero un grupo de investigadores independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos cuestionó esta versión y obligó a la fiscalía a abrir nuevas líneas de investigación.
«El tema de los 43 es un caso de desaparición concreto pero es algo que desgraciadamente ocurre a diario en México», comenta a la AFP Deborah Rodríguez, española de 27 años residente en México.
La alcaldía de la capital también es exhibida en una visita a una línea de metro construida a un costo multimillonario pero que estuvo temporalmente cerrada por cuestiones de seguridad, mientras que el Poder Legislativo es puesto en evidencia por la fastuosa sede del Senado estrenada en 2011.
La firma española OHL, contratista del gobierno y acusada de presuntas practicas fraudulentas, también figura en el recorrido, lo mismo que la cadena Televisa, la mayor de habla hispana en el mundo y que ilustra, según el «Corruptour», la «corrupción que practican los medios de comunicación».
El anterior presidente, el conservador Felipe Calderón, también está presente con la polémica «Estela de Luz», torre que emite juegos de luces y cuyo costo se infló a golpe de poco transparentes contratos.
El ex jefe de Gobierno capitalino y líder de Morena Andrés Manuel López Obrador también tiene su espacio con una visita a la fiscalía de la ciudad para evocar las «trácalas, tranzas y triquiñuelas» que involucraron a algunos de sus colaboradores.
«Fue una experiencia muy gratificante, nos damos cuenta que hay un grupo de ciudadanos, como tal vez muchos otros en el país que están tratando de cambiar las cosas», dice Adrián Emigdio, estudiante de 18 años.