En su última visita a Sinaloa, un estado azotado por la violencia con cerca de un centenar de muertos desde el 9 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañado por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, aseguró que su sucesora pondrá fin a esta crisis de seguridad cuando tome posesión.
“Dicen los conservadores que soy radical, pero soy moderado en comparación con la presidenta. Ella va a poner orden en todo el país”, declaró López Obrador durante la inauguración del distrito de riego de la presa Santa María, evento que contó con un fuerte operativo de seguridad.
El mandatario reiteró su postura de no permitir la intervención de gobiernos extranjeros en asuntos de seguridad nacional. “Nosotros vamos a resolver nuestros problemas aquí. No queremos que vengan de fuera. México es un país libre y soberano”, afirmó, refiriéndose a la reciente detención de Ismael «El Mayo» Zambada en Estados Unidos y a la violencia que se desató tras ese evento.
López Obrador defendió su política de no enfrentar la violencia con más violencia, pero subrayó que, en situaciones como la de Sinaloa, el Estado debe hacerse sentir. Confió en que pronto volverá la calma al estado, resaltando que durante la mayor parte de su mandato no hubo problemas graves de seguridad, sino hasta los últimos meses, debido a decisiones externas.
Por su parte, Claudia Sheinbaum reiteró su compromiso de apoyar a Sinaloa y destacó que no invitó al rey Felipe VI de España a su ceremonia de toma de posesión, como muestra de su postura firme ante el extranjero.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, afirmó que la situación de violencia está mejorando y pidió al presidente y a la presidenta electa que sigan apoyando al estado para alcanzar la paz.