No importa si ganan o no la presidencia de la República, «lo que iba a importar era el desafío, la irreverencia, la insumisión, el quiebre total de la imagen del indígena objeto de la limosna y la lástima».
“¿Cuántos de los ausentes de Ayotzinapa caben en cuántas urnas? ¿En qué proyecto partidario se encuentran? ¿Cuál logotipo institucional es el que se cruza pensando en quienes nos faltan? (…) ¿En qué aspiración a un cargo, un puesto, un gobierno, caben las mujeres agredidas, desaparecidas, asesinadas por todo el espectro ideológico? ¿A cuántas boletas electorales equivalen los infantes asesinados, por el Partido Acción Nacional, en la guardería ABC? ¿Por quién votan los exterminados, por el Partido Revolucionario Institucional y sus réplicas mal disimuladas, en toda la extensión de las geografías y calendarios del México de abajo?”, pregunta el subcomantante Galeano (antes Marcos).
Y sigue: “¿En cuál conteo de votos aparecen los perseguidos, por el Partido de la Revolución Democrática, acusados del delito de ser jóvenes? ¿En cuál partido político se representan las diferencias sexuales perseguidas en público y en privado, para las que hay como condena el infierno en vida y en muerte?… ¿Dónde está la casilla electoral para que ahí se exprese la explotación, la represión, el despojo y el desprecio a los pueblos originarios?”.
“¿En cuál urna se depositan los dolores y las rabias de el Yaqui,
el Kumiai,
el Mayo,
el Cucapá,
el Tohono O´odham,
el Raramuri,
el Kikapú,
el Pame,
el Totonaca,
el Popoluca,
el Nahua,
el Maya Peninsular,
el Binizáa,
el Mixteco,
el Hñähñü,
el Totonaca,
el Mazateco,
el Purépecha,
el Mixe,
el Chinanteco,
el Mazahua,
el Me´phaa,
el Téenek,
el Rarámuri,
el Chontal,
el Amuzgo,
el Ópata,
el Solteco,
el Chatino,
el Papabuco,
el Triqui,
el Cora,
el Cuicateco,
el Mame,
el Huave,
el Tepehuano,
el Matlatzinca,
el Chichimeca,
el Guarijío,
el Chuj,
el Jacalteco,
el Lacandón,
el Comca´ac,
el Wixárika,
el Kanjobal,
el Chontal,
el Chocho,
el Tacuate,
el Ocuilteco,
el Kekchí,
el Ixcateco,
el Motocintleco,
el Quiché,
el Kakchiquel,
el Paipai,
el Pápago,
el Cochimí,
el Ixil,
el Kiliwa,
el Aguacateco,
el Mame,
el Chol,
el Tzotzil,
el Zoque,
el Tojolabal,
el Tzeltal?
¿Dónde cabe todo eso?
¿Y cuándo obtuvieron su registro legal la dictadura del terror y su lógica perversa invadiendo todo y reajustando los criterios?”, continúa.
Sobre el anuncio de que habrá una candidata zapatista que competirá en las elecciones presidenciales de 2018, dice: “El EZLN no lucha para tomar el Poder”.
“¿Ustedes creen que antes no nos han ofrecido eso y más? ¿Que no nos han ofrecido cargos, prebendas, puestos, embajadas, consulados, viajes al extranjero con “todo incluido”, además de los presupuestos que vienen adjuntos? ¿Creen que no nos han ofrecido convertirnos en un partido político institucional, o ingresar a alguno de los ya existentes, o a los que se formarán, y “gozar de las prerrogativas de ley” (así dicen)? ¿Aceptamos? No.”, expuso.
Ante los dichos sobre “que no van a ganar porque el sistema electoral en México está hecho para beneficiar a los partidos políticos”, ironizó: “Les dijimos que no se preocuparan si no saben hablar bien español. Que el Peña Nieto tampoco sabe y ahí está”.
“Les dijimos que no importaba si ganaban o no la presidencia de la República, que lo que iba a importar era el desafío, la irreverencia, la insumisión, el quiebre total de la imagen del indígena objeto de la limosna y la lástima(imagen tan arraigada en la derecha y, quién lo dijera, también en la izquierda institucional del “cambio verdadero” y sus intelectuales orgánicos adictos al opio de las redes sociales), que su atrevimiento cimbraría al sistema político entero y que tendría ecos de esperanza no en uno, sino en muchos de los Méxicos de abajo… y del mundo”.
La elegida representará a “un movimiento donde confluyeran todos los abajos”, indica Galeano. “Un movimiento que haría retemblar en sus centros la tierra”.
“Les dijimos que tal vez, entonces, no importará si se juntan o no las firmas, si sale o no la paga para moverse, si se obtiene o no el registro de la candidata, si se presentan o no las otras candidaturas a debatir, si se participa o no en las elecciones, si se gana o no, si se reconoce o no el triunfo, si se puede o no algo hacer allá arriba”, refiere.
“Nosotras, nosotros zapatistas estamos esperando lo que va a ocurrir luego, el día después. Y preparándonos ya para ese calendario”, adelanta.